miércoles, 4 de noviembre de 2015

Guerra de los campesinos 1524-1525


Las razones que condujeron al levantamiento del año 1525 eran múltiples, pero radicaban principalmente en la desfavorable evolución de la situación económica y legal de los campesinos, evolución esta que no difería mayormente entre una y otra región.
Los campesinos no tenían, a diferencia de los otros estamentos sociales, ninguna participación ni derecho político en la vida del imperio. Pero sobre ellos pesaba la mayor carga del mantenimiento de la sociedad feudal: príncipes, nobles, funcionarios, patricios y el clero se beneficiaban de la fuerza de trabajo de aquellos. El número de beneficiarios se había acrecentado en sucesivas generaciones, no así los recursos de los campesinos. Por el contrario, fueron las cargas que pesaban sobre los mismos las que aumentaron con el transcurso del tiempo: en el siglo XVI, al "diezmo grueso" y al "diezmo menudo" se sumaban tasas de todo tipo, impuestos de guerra, aduanas, intereses y numerosos y variados tipos de servicios personales a los que fueron obligados en beneficio de los nobles. La multiplicación de pequeñas unidades productivas favorecía el establecimiento de fronteras y aduanas internas, así como el desarrollo de una mentalidad parroquial que frenaba la expansión de la economía.

Los problemas económicos, las guerras, las malas cosechas y la presión ejercida por los Señores acrecentaban la situación de dependencia y la servidumbre del campesinado.
Las propiedades comunales se habían expropiado. Los derechos de utilización de terrenos comunes de pastoreo, de tala de bosques, de pesca y de caza, antes comunitarios, habían sido limitados o suprimidos.
La alta nobleza (príncipes) no estaba interesada en la mejora de las condiciones de vida de los campesinos, puesto que el mantenimiento del “statu quo” le garantizaba - con el apoyo de la coerción - la supervivencia de sus privilegios y ventajas.
La pequeña nobleza tenía sus propios problemas y debía enfrentar, en los albores del Renacimiento, la desaparición de su rol y significación histórica. Ello la llevó a organizar sus propios motines, como la frustrada “Revuelta de los caballeros palatinos” de 1523 liderada por Franz von Sickingen.
Por una parte, la jerarquía eclesiástica compuesta por arzobispos, obispos, abades y otros prelados que se oponían a cualquier cambio de la situación existente. El catolicismo era en realidad uno de los pilares centrales del sistema feudal: las instituciones eclesiásticas, el modelo feudal estaba calcado sobre el modelo eclesiástico. Algunos de sus altos dignatarios eran al mismo tiempo príncipes con grandes territorios y siervos a su cargo, a los que explotaban de manera tan brutal como los señores seculares.
En Roma, el centro de la autoridad espiritual, los papas actuaban tanto como mecenas de las bellas artes (que estaban obligados a financiar de una u otra forma), como intrigantes príncipes territoriales y guerreros. Entre los métodos corrientes para el acceso a los altos cargos eclesiásticos figuraban el nepotismo, el clientelismo y la corrupción.
El agustino Martín Lutero, protegido por algunos nobles, estimó que la gota había desbordado el vaso. El momento había llegado: elaboró sus "95 tesis" y el 31 de octubre de 1517 las clavó en las puertas de la iglesia de Wittenberg poniendo en marcha la reforma protestante y cambiando el curso de la historia.
La argumentación de Martín Lutero en su escrito La libertad cristiana (1520), en el sentido de que "un cristiano está sujeto sobre todo al Señor y a nadie más que a él", así como la traducción en 1522 del Nuevo Testamento al alemán, constituyeron verdaderos detonantes: a partir de ese momento era posible, Biblia en mano, cuestionar los privilegios de los nobles y del clero que estaban basados, pretendidamente, en la voluntad divina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario